domingo, 10 de junio de 2018

JABÓN DE TOMATE

Hola a tod@s!!

El otro día, revisando entradas antiguas (y tanto!) me di cuenta de que la primera entrada que tengo del jabón de tomate es de hace casi nueve años!! Y aunque lo hago con cierta frecuencia, apenas tengo fotos de él. Así que hoy aprovecho que tengo un lote listo para su uso, os lo dejo por aquí.



¿Os cuento sus ingredientes?

Así como hay otros jabones en los que sigo la misma receta una vez tras otra, con el jabón de tomate me ocurre todo lo contrario. Me gusta ir variando en aceites y aromas... vamos, que prácticamente lo único que dejo fijo en la receta es el aceite de oliva y el propio tomate.

Esta última vez los elegidos han sido aceite de oliva, aceite de coco, aceite de girasol, aceite de arroz y aceites esenciales de romero, salvia y bergamota. Pero lo mejor de todo es su ingrediente estrella: ¡¡nuestro querido tomate extremeño de pura cepa!!  ¿Hay algo mejor?

Haciendo cálculos, yo diría que he utilizado tomate en polvo suficiente para que en cada pastilla haya una cantidad equivalente más o menos a dos tomates de tamaño hermosotes.

El tomate es rico en vitamina C, A,  y de los grupos B, PP y K. Además, contiene fósforo, hierro, calcio, magnesio, manganeso, zinc, cobre, potasio y sodio. Pero sobre todo, tiene unas cantidades muy importantes de licopeno.
El licopeno es el pigmento natural del tomate, y uno de los antioxidantes más potentes que existen y que actúa protegiendo a las células del organismo frente al envejecimiento prematuro y reduciendo la sensibilidad de la piel al sol.
¡Es un maravilloso aliado para nuestra piel!



Es un jabón muy cremoso, con una espuma muy suave y densa, y huele divinamente. Perfecto como jabón corporal pero maravilloso también como jabón facial.

Ya estoy tardando en estrenar una pastilla.....

¡¡Hasta pronto!!